viernes, 19 de febrero de 2010

Milanesas


- “Quiero comer milanesas”, le dije a Amadeo que dormía plácidamente, mientras lo zarandeaba para que se despierte.

- “No me jodas”, me contestó zombi y molesto.

- “Pero realmente quiero comer milanesas”.

- “Andá ver que hay en la heladera y dejáme dormir”.


“¡Qué hombre insensible!”, pensé, mientras arrastraba los pies hasta la cocina. “¿Qué clase de persona no se levanta a las tres de la mañana a prepararle unas deliciosas milanesas a su mujer? Debería separarme”, y abrí la puerta del refrigerador para ver las opciones, porque ponerme a freír a esa hora milanesas ni en pedo. No había nada interesante, terminé haciendo un sandwich de morondanga y como ya estaba desvelada me puse a ver unas series de House que mi hermano me había grabado en DVD.


Amadeo se levantó a la mañana de mal humor, que cómo se me ocurre despertarlo, se ve que no tiene idea de lo que son las ganas de comer milanesas. “Mirá que el antojo sigue tremendo”, le contesté, sin siquiera imaginar lo que pasaba.


Ese día almorzamos milanesas. Me comí tres con mucho limón y una ensalada alucinante. Alguien adentro sonreía.

7 comentarios:

  1. El comienzo de un nuevo viaje! definitivamente ser mamá es el viaje más apasionante que se puede hacer en esta vida!!
    Me encanta como iniciaste este blog. Un abrazo grande cuñada, se les extraña.

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  2. Amiga, es hermoso, me encanto !!!!!!! Escribime, los extraño !!!!!!!

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  3. pero aclaremos algo... vos desde que te conozco tenes esta clase de antojo marielita

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  4. Está reeee bueno!!! jajaja una no cree en los antojos hasta que los viveeee, jajaja

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  5. mariel, yo nunca tuve antojo...eso si, los perfumes odié!!!

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  6. buenisimo!! hasta te agarran ganas de tener bebe.... jejejej

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